jueves, 20 de mayo de 2010

BOGOTÁ: UNA CIUDAD CON PROBLEMAS - CRÓNICA

UN DIA CAPITALINO NORMAL QUE ME HIZO REFLEXIONAR


Eran las 10 de la mañana del pasado sábado 27 de marzo, cuando mi hermano y yo nos dirigíamos a comprar un nuevo celular; el día se encontraba soleado y teníamos bastante sed. Mientras mi hermano conducía hacia el centro de la ciudad, experimentamos el caos de las diferentes construcciones viales que obstruyen el tráfico en Bogotá.

Luego de dar vueltas y vueltas, logramos encaminarnos sobre la avenida Caracas para evitar el tráfico de la carrera Décima; llegando a la calle 19 empezamos a vislumbrar un ambiente algo pesado, y es que tan solo eran las 10 de la mañana y ya se encontraban muchas mujeres trabajando; ya saben a quienes me refiero: prostitutas, o como muchos las llaman “Mujeres de la vida alegre”.

¿Pero que hay de alegre en este estilo de vida? Yo todavía no lo entiendo. Mi hermano me dijo que debíamos dar la vuelta allí, pues era el único camino. En ese momento, una veterana de más o menos unos 45 años se encontraba de pie, con un vestido de tiras, similar al utilizado por la protagonista de la película El Quinto Elemento, con la diferencia de que estas tiras eran muy delgadas, y permitían ver todo; luego dos mujeres muy robustas sentadas en la entrada de un edificio; y lo que más me impacto, una niña, de no más de 15 años, en mini falda y con un pequeño top, alta y delgada, compraba un cigarrillo y se disponía a empezar sus labores.

Foto tomada de http://estaticos03.cache.el-mundo.net/movil/america/imagenes/2010/02/26/1267209678_0_orig.jpg


Fue muy triste observar este cuadro, pues mientras muchas niñas se encuentran con sus amigas y van al centro comercial, ella se encuentra aquí, vendiendo su cuerpo por unos pesos; y es que según el informe “Hablemos de la prostitución en Bogotá” realizado por la Secretaría Distrital de Integración Social, existen alrededor de 500 establecimientos dedicados a la prostitución, de los cuales el 71% se encuentran en las localidades de Kennedy, Santa fe, Chapinero, Mártires y Barrios Unidos, y más de la mitad de las mujeres ganan por debajo de los $50.000 por servicio.

Mientras continuábamos camino al centro, pensaba y comentaba con mi hermano sobre el tema y la polémica que existe frente a él, pues muchas de ellas se escudan en el desempleo para justificar su oficio, pero si bien es cierto, muchas lo hacen por placer o simplemente porque consideran que es la manera más sencilla de conseguir dinero día a día. Pensábamos en la cantidad de niños y niñas frutos de este trabajo, y que se crían en estos lugares, ¿cómo será su vida?, ¿seguirán los mismos pasos de sus madres?, ¿qué futuro les espera? Son algunas de las preguntas que me asaltan en mi visión lejana y de pronto un poco inocente de la verdadera y tal vez cruel situación de estas mujeres mal llamadas “de la vida alegre”.

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